• Dormitorio de Hombres

    Era un espacio compartido, en el cual se debían improvisar las comodidades para dormir tanto en el caso de las familias numerosas como en las ocasiones en que hospedaban a hombres invitados a la casa, ya fueran familiares, trabajadores o amigos. Correspondía a los hombres las faenas agrícolas, así como otros trabajos en el campo, en el mantenimiento de la vivienda y otros servicios.

    Estos dormitorios por lo común tenían acceso a los corredores y la parte más cercana a la salida de la casa o incluso la calle, esto reflejaba la independencia en la cotidianidad de estos miembros de la familia que podían entrar y salir de día como de noche. Esta vida caracterizada por una moral mucho más relajada que la del resto de la familia, se apreciaba en los valores expresados en los relatos y leyendas populares.

  • Dormitorio de la Abuela

    En el dormitorio de la abuela se guardan la memoria y el recuerdo de toda una generación familiar, se recuperaban los saberes tradicionales relacionados con la curación de las enfermedades, recetas de cocina, religiosidad y creencias populares. En el altar encontramos el culto que se rendía a los santos, a las ánimas benditas y personajes consagrados por la tradición popular. No podían faltar las imágenes, “novenas”, recordatorios fúnebres, de primera comunión y estampas de los santos, rosarios.

    Todo esto acompañado de amuletos, el olor a alcanfor, naftalina y hierbas para remedios caseros. En el baúl se guardan con mucha nostalgia los tesoros de la familia como retratos, alhajas, objetos que hablan de la historia familiar como los nacimientos, el crecimiento de los hijos, matrimonios y recuerdos de los fallecidos de la familia.

  • Dormitorio de Mujeres

    El dormitorio de las hijas del matrimonio era un espacio limpio, en el que dormían las mujeres y por lo general también los niños de la familia. Se ubicaban en un espacio céntrico de la casa, cercano a la cocina y de otros espacios, en donde se desempeñaban las labores domésticas y también las mujeres se encontraban más protegidas de los peligros de “la calle”. Algunas mujeres lograron burlar estos controles familiares y se escapaban de la casa para asistir a bailes y encontrarse con novios, por lo que algunas tenían hijos llamados “naturales”.

    Existían otros oficios que se desarrollaban en este espacio, como las labores de confección de ropa, remiendos para vestimenta de los miembros de la familia. También se hacía bordado, tejido de manteles, cobijas, limpiones, ropa de niños y muñecas para las niñas. Las mujeres colaboraron junto a las madres y abuelas a atender las necesidades cotidianas de los hombres y en la enseñanza de los valores, tradiciones religiosas, la disciplina y la limpieza.

  • Dormitorio del Matrimonio

    Este era uno de los espacios más íntimos y reservados de la vivienda pues allí tenía lugar la procreación de los hijos, desde las relaciones maritales bendecidas por la Iglesia hasta el parto. Es por esta razón, que allí se encontraba la cama matrimonial y la cuna. En la sociedad patriarcal, el hombre era considerado el proveedor y protector de la familia, mientras la mujer, la esposa fiel y responsable de la crianza de los hijos.

    La familia tradicional costarricense era numerosa y procrear hijos era una actividad regular que se extendía durante toda la vida sexual activa de la pareja. Era común aquellas familias de más de diez hijos, esto era importante pues tanto hombres como mujeres se incorporaban a las actividades productivas; los hijos eran ayuda para el padre en las labores del campo y las hijas en las labores del hogar.  La vida familiar giraba alrededor de la autoridad patriarcal en donde el padre y la madre ejercían el control y tomaban las decisiones importantes de la casa.

  • Horno y leñera

    Adyacente a la casa se encontraba el horno, el cual se construía sobre una base de piedra y barro sobre la que se levanta una estructura semiesférica de piedra volcánica que es adherida con una mezcla de barro y  miel de purga al cual se le da un acabado final a base de cal y ceniza. Este horno se acostumbraba utilizar un par de veces por semana para el asado de productos derivados del trigo y del maíz tales como los bizcochos, tamal asado, pan casero y rosquillas, entre otros.

    Contiguo al  horno, la leñera servía para almacenar maderas de café, guaba, higuerón, níspero y poró para asegurar el abastecimiento durante todo el año.

  • La cocina - comedor

    La amplia cocina se ubicaba en la parte trasera de la casa, a través de sus puertas se salía al corredor donde estaban el horno de barro, el fogón con su leñera y la pila utilizada en las tareas del lavado de trastes, ropa, alimentos y hasta el baño de los niños. La cocina era el lugar central de la vida cotidiana familiar, no solamente se cocinaba sino también era el lugar donde se tomaba “bebida” en la mañana, se almorzaba al mediodía y se “comía” en la noche. Era común invitar a familiares, amigos y vecinos a compartir una taza de bebida, mieles, panes y “gallos” mientras se compartían relatos, noticias y en el general el acontecer cotidiano.

  • La sala

    La sala era un espacio que se mantenía siempre limpio y cerrado, mientras que su acceso se encontraba limitado a los miembros de la familia. Se considerada un lugar de convivencia para atender a las visitas y compartir con otras familias, vecinos, amigos y personalidades del pueblo como el cura, el maestro y figuras políticas, lo que permitía que se desarrollaran conversatorios sobre el control de la familia y aspectos relacionados con la vida cotidiana de los pueblos.

    Aquí se celebraban actividades festivas familiares tales como en tiempos de navidad, la confección de los portales, la atención a las visitas que llegaban a conocer el portal familiar y el rezo del niño. Otras funciones son las relacionadas con el ciclo de la vida como el recibimiento de novios, las fiestas matrimoniales y la vela de los muertos. Por lo general su mobiliario es sencillo y sus paredes se decoraban con fotografías de la familia e ilustraciones impresas, muchas de ellas de contenido religioso.

  • Los corredores

    Los corredores de la casa, construida con una orientación de este a oeste, protegen de las inclemencias del sol, la lluvia y posibilita el desarrollo de actividades de la vida cotidiana aprovechando la luz natural al máximo. En este espacio se recibía, se escogía y se pilaba café. En estos lugares se ubicaban los escaños, poltronas y hamacas para disfrutar de tertulias, conversaciones, cuento de leyendas de sustos y aparecidos, así como las últimas novedades o chismes del pueblo.

    Es un área de reunión informal que combina trabajo y ocio, como actividades de juego bajo techo para niños y adultos, cantar y tocar música, bailes con participación de vecinos y familiares.

    Las barandas móviles, que se sitúan sobre el borde de los corredores servían de protección para evitar la entrada de animales; y a su vez ampliaban los espacios de trabajo, uniendo el área de cocina con el horno y el patio.