La amplia cocina se ubicaba en la parte trasera de la casa, a través de sus puertas se salía al corredor donde estaban el horno de barro, el fogón con su leñera y la pila utilizada en las tareas del lavado de trastes, ropa, alimentos y hasta el baño de los niños. La cocina era el lugar central de la vida cotidiana familiar, no solamente se cocinaba sino también era el lugar donde se tomaba “bebida” en la mañana, se almorzaba al mediodía y se “comía” en la noche. Era común invitar a familiares, amigos y vecinos a compartir una taza de bebida, mieles, panes y “gallos” mientras se compartían relatos, noticias y en el general el acontecer cotidiano.