Era un espacio compartido, en el cual se debían improvisar las comodidades para dormir tanto en el caso de las familias numerosas como en las ocasiones en que hospedaban a hombres invitados a la casa, ya fueran familiares, trabajadores o amigos. Correspondía a los hombres las faenas agrícolas, así como otros trabajos en el campo, en el mantenimiento de la vivienda y otros servicios.

Estos dormitorios por lo común tenían acceso a los corredores y la parte más cercana a la salida de la casa o incluso la calle, esto reflejaba la independencia en la cotidianidad de estos miembros de la familia que podían entrar y salir de día como de noche. Esta vida caracterizada por una moral mucho más relajada que la del resto de la familia, se apreciaba en los valores expresados en los relatos y leyendas populares.